Venus de Milo |
La belleza es definida por la Real Academia
Española como la propiedad de las cosas que hace amarlas. Pero, ¿cuál es esta
propiedad?, ¿no hay ningún concepto concreto que la defina?, ¿dónde puede
encontrarse?
Todas estas preguntas se las hicieron los
griegos, quienes claramente estaban obsesionados con la belleza. Buscaron representarla
en todas sus formas, la manifestaron en su escultura, pintura, arquitectura e
incluso en las actividades del día a día.
El problema está en que, a pesar de su empeño,
los griegos tenían una definición extremadamente amplia. Por esto, no hay mejor
manera de explicar y comprender su concepción de belleza que citando a los
filósofos, poetas y pensadores de esta gran cultura.
“Dondequiera que haya un número está la
belleza” (Proclo). La primera y más importante característica del arte griego
es la simetría y la proporción. Todo debía seguir el canon estipulado y debía
ser medido matemáticamente.
“La belleza es el esplendor de la verdad” (Platón).
Este importantísimo filósofo explica que lo bello es lo verdadero. Algo que
imita lo real está plagiando la verdad, por lo que no puede ser considerado
bello.
Platón |
“Lo más bello es lo que se ama” (Safo). Esta
idea obvia los estereotipos y cánones y lleva la belleza a algo más personal. Por
ejemplo, muchos sabrán que su mamá no es la mujer más hermosa del mundo, pero
para ustedes sí lo es. Safo se da cuenta de este fenómeno y da una nueva
vertiente al concepto de belleza.
“Un hermoso cuerpo promete un alma bella” (Sócrates).
Los griegos no eran tan superficiales como pueden llegar a parecer. La belleza
interna también se consideraba importante, pero no era necesario un equilibrio
entre interna y externa para categorizar a una persona con esta cualidad.
En fin, es innumerable la cantidad de ideas
y percepciones que existían de la belleza en la Antigua Grecia. Sin embargo,
todo este extenso conjunto de concepciones se puede resumir en una sola cita: “La
belleza es un mar hermosísimo” (Teócrito).